miércoles, 26 de noviembre de 2014

Libertad, heteronomia y autonomia

La Libertad es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la propia VOLUNTAD.
Según las acepciones 1, 2, 3 y 4 de este término en el diccionario de la RAE,1 el estado de libertad DEFINE la situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros de FORMA coercitiva. En otras palabras, aquello que permite al ser humano decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también RESPONSABLE de sus actos. Pues la libertad implica una clara opción por el bien y el mal, solo desde esta opción se estaría actuando desde la concepción de la Teleología[cita requerida].
La quinta acepción del término1 define la libertad como la "facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuantono se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres". En base a ello, la protección de la libertad interpersonal, es objeto de una investigación social y política.
El fundamento metafísico de la libertad interior es una cuestión psicológica y filosófica. Ambas FORMAS de la libertad se unen en cada individuo como lo interno y lo externo de una malla de valores, juntos en una dinámica de compromiso.


Heteronomia y autonomia
HETERONOMÍA
Del griego “heterónomos”, dependiente de otro. Característica QUE Kant atribuye a aquella moralidad no suficientemente basada en la racionalidad humana, por el hecho de QUE no se determina a sí misma, esto es, que no se asume por sólo el respeto a la ley moral, sino por el interés de conseguir, por su medio, fines y objetos exteriores a ella. Tal interés nunca puede ser una razón universal para obrar y, por lo mismo, remite a una moralidad que Kant no cree digna del hombre


AUTONOMÍA
Del griego "autos”, sí mismo y “nómos”, ley: que vive según su propia ley o se gobierna por su propia ley. Capacidad de bastarse a sí mismo para preservar la propia individualidad frente a LOS demás o frente a la colectividad, a los que, no obstante, necesita en buena medida.
En contextos epistemológicos se refiere, sobre todo, a la heterogeneidad e independencia del objeto de estudio y de métodos de adquisición de conocimiento, como cuando se habla, por ejemplo, de la autonomía de la política y la ética frente a la religión, o de la autonomía de la razón frente a la fe. El concepto se emplea sobre todo en sociología (política) y en ética.





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